Hoy, eres como cada día,
el reflejo de una estrella perfecta.
Anoche al cerrar los ojos,
improvisé tus sueños,
acontecido de nuevas sensaciones y
de maravillosos placeres espirituales.
Pude tenerte cogida de la mano,
sin que sintieras miedo a ser feliz.
Mantuve ese instante, lo que dura un beso,
porque se siente en tu mirada.
Se es consciente un Viernes y un Sábado.
Es la excusa perfecta para tu sonrisa.
No te escondas por favor,
no martirices lo que te impulsen tus deseos.
Ayer como hoy, lo único cambiado,
es la mejoría de tu alma lúcida y transparente.
No esperes como un cometa,
que pasa por la Tierra cada cincuenta años.
El boceto de un instante, se elige,
la mesura de un bonito gesto, se contempla.
El acercamiento a un amor elegido, no hace daño,
caminar por aguas claras, no es ser mártir.
Acentuar las palabras de la boca, es sabiduría,
y mantener el aliento para coger fuerzas, es valentía.
He esperado toda una vida para conocerte,
dos meses perfectos para poder besarte.
Ayer, encontré receta a mi revolución interna,
y la respuesta eres tú, porque en tu presencia improviso.
Porque eres la culpable de que me sienta libre,
porque eres al fin y al cabo amiga y consejera.
¿Me apoyo en una columna para irnos a las cruzadas?
¿Te llevo a mi terreno para así sentirte amada?
¿Te acorralo con un gesto y seas intimidada?
Mejor no cariño, no hace falta impresionarte.
Se que soy tu viajero, imaginero y acompañante,
se que obtengo sin bostezo, una musa de estante.