Gamaisar Eloyen. 04-10-2009
Desde lo alto de la montaña, puede dividarse toda la preciosidad de la
Jaén embrujada.
Desde lo alto de la montaña, la magia del lugar puede callar cualquier
espíritu inquieto para llegar a la paz del alma.
Desde lo alto de la montaña, no existe censura posible siempre que se
pretenda entender aquello que lo deseado aparezca.
Desde lo alto de la montaña, cualquier sentimiento de paz, se encamina
a la perfección más racional.
Desde espejo del mundo, lo increible y lo especial siempre se acentua
hacia la paz infinita.
Y quien puede preguntar? Bajo esa experiencia que lo cuerdo y lo
inquieto conmueven al mar silencioso en la orilla de Granada
Siempre que se ha deseado algo, todo aquello que se construye en la
más inmensa paz se realiza.
Y asi será, y así se entenderá, que el acceso vanidoso, no será
permitido sin caer en la puerta equivocada.
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