¿Por qué el deseo de la identidad cae en el olvido?
Cuando hay una duda se actúa por el impulso adecuado
Y sin fingir cada paso atrevido, hay mordeduras del pecado
Éste es aquel que atrae y siente, tanto arriba como abajo.
La personalidad es dueña de una forma cambiada
Ese deseo carnal, ha sido más que patentado
En la charla, la burla, la inercia, en la pared presente
Todo el sendero que siente, agita a la montaña callada
El Sabio que aprende, que desaprende continuamente
Habrá quién diga que no es el acto adecuado
¿Y tú tienes acaso la llave del tiempo?
Cuando entiendes que un momento haces del viento una llave.
La elegancia del sastre, lo diría Einstein incluso de calle
Todo el mensaje, contexto, emisor, receptor, no pueden cambiarse
Se adecua, se lanza, se expande, pero no por eso el barco cae
Incluso sin eso, sin capitán, ni caminante es retaila de ignorante.
Los aconteceres, que traen Luna nueva sin llamas
En los principios del mundo que atraían la madrugada
Te tuteo, sin ninguneo, para nada encadenado
Obseso de eso, pongamos nombre a lo inventado.
Esto no es un desahogo, ni marchitar lo que se planta
Ni para atraerte, sabemos que no callas para nada
No es un poema Becqueriano, ni tan siquiera romance
El estribillo se expande, para así hacerlo tolerante.
Me despido porque esperas, así que no habrá batalla
Pero habrá una cita pendiente, sigo abierto y ardiente
Así, aquí tienes, no es vengaza, ni tortura
Tan solo matar el tiempo que es lo que basta.
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