Los sonidos de guerra, están por todas partes. Acabamos de llegar a Bagdad y el olor a metralla es infumable. Es increíble como puede destruirse una ciudad tan grande en tan pocos meses y ver todos estos cuerpos inertes, sin vida. Harían que cualquier mortal, transformarse su cordura en ironía, para dejar paso a la locura.
Me viene a la cabeza, la famosa foto de la chica vietnamita Kim Phuc y aquellos niños desolados corriendo despavoridos y llorando por el dolor de la tragedia. El fotógrafo que tomo esa instantánea, llevó a Kim a un hospital para su recuperación, que la llevó trece meses a una cama y a pasar por numerosas operaciones para mitigar las quemaduras de su cuerpo.
En este caso, no puedo hacer nada, sus corazones no laten y los familiares lloran desconsolados por las pérdidas. Me siento en parte responsable por todo esto y no logro entender por qué sigo aquí de pie. Por qué lucho por una causa que trae dolor y desesperanza a los civiles. Realmente, no me entrenaron para soportar tanta crudeza, tanta maldad. Las caras de los que sobreviven se quedan marcadas en nuestros ojos, haciéndonos culpables de una tragedia, que aunque antes era una dictadura, al menos sabían, que podían vivir en silencio aunque sin libertad.
Estas “nuevas guerras”, están movidas por el interés económico y los países que no han formado parte de esta coalición, no lo han hecho, por los negocios que mantenían con el Régimen de Sadam. Es una puta locura, pero para poder vivir en Occidente con ciertas comodidades, hace falta sacrificar medio mundo en la pobreza y la miseria.
Mi batallón y yo, llevamos cinco meses en Irak y después de tomar varias ciudades, hemos llegado a la capital, pensando que con esta última batalla, se acabaría todo y regresaríamos pronto a casa tras nuestro relevo. Por desgracia, mi superior acaba de informarme por radio, que nuestra estancia será larga. Varias ciudades que habíamos tomado semanas atrás, han caído de nuevo en manos de Alqaeda y los nuevos soldados que desembarcarán, vendrán para retomar posiciones perdidas.
No sé como voy a transmitir este mensaje a mis chicos. Tengo a mi cargo quinientos hombres bien entrenados y formados para todo tipo de situaciones, pero esta guerra de desgaste, va más allá de lo predicho por los informes de la CIA. Incluso nos alertaron de ciertas armas que en realidad, son civiles inocentes utilizados como escudos humanos, ante los milicianos rebeldes. De momento, voy a mantener silencio sobre esta nueva información, porque no deseo bajar más los ánimos de mi compañía. Son plenamente conscientes de que esto podía suceder, pero una cosa es la intuición y otra la cruda realidad. Mis chicos no son tontos.
Nos encontramos en la parte Oeste de Bagdad. Apenas quedan edificios en pie y para poder guiarnos entre montañas de escombros, es necesario la utilización de nuestros satélites para posicionarnos con exactitud y no caer en emboscadas. Cada cincuenta metros recorridos, tenemos que detener la formación e inspeccionar cada casa, recoveco o edificio que pueda contener en su interior francotiradores o cualquier tipo de enemigo. A veces, al encontrar a personas, no tenemos tiempo de comprobar su identidad y las tomamos como prisioneros, hasta que los llevamos a nuestro asentamiento donde una vez allí, nos cercioramos de quienes son. Separamos a lo hombres y a las mujeres. Los niños, se quedan con sus madres para que la angustia de la captura se haga más llevadera y sus llantos desgarradores, sean consolados de forma debida. Tenemos en nuestras base un pequeño Guantánamo que muchas veces, da asco mirar. Tengo superiores, incluso oficiales de igual rango, que disfrutan torturando a los civiles. Bien quemándolos con un mechero, u orinándose encima, a los que ellos llaman de manera mágica “la lluvia dorada” mientras sonríen a la cámara. Nunca he participado en ningún asqueroso espectáculo de este tipo. Tengo prohibido a mis hombres que lo hagan, pero más de una vez, alguno que otro, se ha dejado llevar por el ingrato ambiente que lo invade todo y ha participado en más de una ocasión en esas torturas.
Se que tendría que informar de todo lo que ocurre a mi Teniente, pero en ciertas ocasiones, incluso puedo llegar a entender el odio que pueden tener hacía todo lo relacionado con este país. A nuestro Presidente, se le ha escapado de las manos esta situación.
A veces, creo perder la cordura, todo pasa muy rápido ante mis ojos. Incluso, creo tener perforado el tímpano de mi oído izquierdo, debido al último atentado sufrido en nuestra base. La medidas de seguridad, no son suficientes para los peligros que nos acechan.
Tengo mujer y una hija preciosa de tres meses, a la que solo he visto por facebook.
Se llama Samantha, y tiene unos ojos rasgados preciosos y una tez rosada muy marcada.
Cuando me encuentro en una situación límite, cierro los ojos y respirando hondo, me imagino que estamos los tres juntos paseando. Noto como mi señora, me coge fuerte de la mano y yo sonrío de manera facilona. Ella sabe como tocar mi mano, para verme feliz. Pero, a día de hoy, en este instante, en este momento, la realidad que marca mi destino, es mantenerme con vida y sobre todo con esperanza.
- Mi sargento, ¿se encuentra bien?. Lo noto algo perdido desde hace un rato. Acabamos de recuperar posición gps y la base, precisa saber la situación de la misión.
-No se preocupe soldado, tan solo repasaba mentalmente la misión. Comunique por radio, que todo está correcto y mantenemos posición, a la espera de que el batallón del Sargento Bulsarack, nos comunique que está preparado para actuar.
Nos encontrábamos a 3 kms, de la residencia presidencial de Sadam. El batallón 10º del Sargento Bulsarack, entraría por el Oeste y no debía estar muy lejos. La franja Norte y Sur, estaban cubiertas por los helicópteros, conteniendo a los fieles del régimen.
De repente, un gran zumbido, llegó ante nosotros anticipando el paso de un caza. Volaba muy bajo, demasiado bajo…..
-Cabo, ese caza, ¿le han comunicado en la base algo de que se anticiparía a nuestra llegeada?
-No mi Sargento, acabo de cortar la comunicación hace unos minutos y no han dicho nada.
- Intente contactar con el sargento del batallón 10º y páseme la radio.
En ese instante, una gran explosión asoló la zona Oeste…..el caza había disparado misiles en esa zona y algo no pintaba bien. El silencio, en el canal sintonizado por el Cabo, mostraba lo que después supe. Por error, en la localización del caza, se disparó a una supuesta ubicación de armas.
-Aquí el Sargento García, batallón de la 9ª compañía. Solicito información de la explosión ocurrida a 3 kms al oeste del Palacio Presidencial.
-Sargento, aborte misión y regresen a base. Repito, regresen a la base.
-Que coño me está diciendo, solicito nuevamente situación de la explosión a 3 kms al oeste, del Palacio Presidencial.
-No sé a que se refiere Sargento, en esa zona se encuentra el Sargento Bulsarack y acabamos de mantener contacto con él hace apenas 10 minutos.
-Joder!!!!!!!!! le estoy diciendo que acaba de producirse una explosión. Usted comunica que no sabe nada y me pide abortar misión.¿Que está pasando?, responda base
-Aborte misión, diríjanse a la zona de partida de esta madrugada. Allí recibirá órdenes nuevas.
-¿Qué me está ocultando? De aquí no se mueven ni yo ni mis hombres, hasta no saber que ha pasado.
-Sargento García, le habla el Teniente Judal, le ruego que haga caso de la orden marcada por mí.
-¿Qué pasa Señor, no tuvo ayer bastante con las torturas? Pareciera como si ahora su moral fuera correcta tras lo efectos de la cocaína.
-No toleraré esa falta de respeto, desde este momento queda relevado de su compañía y el cabo ocupará su lugar, hasta que nos reunamos esta noche para aclarar lo acontecido.
En ese momento, mis sentidos se paralizaron y un escalofrío recorrió mis manos. Solté todo mi armamento y comencé a caminar hacía la zona de la explosión. Mis piernas iban solas, el paso lento, se convirtió en carrera mientras gritaba sin saber el motivo. Mientras corría, sólo pensaba en cómo llegar cuanto antes allí. A medida que iba acercándome, mi impotencia se acentuaba hasta que observé la tragedia. Cuerpos tirados por todos lados. El fuego, apenas dejaba ver nada. Y lo que tenía que ser, no era. Habían bombardeado un hospital entero y los gritos se escuchaban por todos lados. Clavé mis rodillas en el suelo y abrí mis brazos en señal de clemencia.
-Aquí me tienes, ¿qué esperas de mi? porque estoy a un solo paso de perder la sintonía de tus enseñanzas. Esa utopía que no puede verse en ningún confín de la Tierra, esas pautas que claman amor por el prójimo. ¿De que sirve un país, de qué sirve tanta sangre? Esta es la cruzada del siglo XXI, y no entiendo su significado. Dime como debo llamarte para que la religión sea verdadera.
-Todo pasa por algo García, todo tiene un significado. Levántate y escúchame.
Alcé la mirada hacía atrás y divisé a mi compañero de rango Bulsarack.
-Mire García, yo llevo aquí 5 años. Por desgracia, he visto cosas peores que esta. Se que tu juventud, te hace ser rebelde. Pero todo tiene un precio. Ellos suponen, que con esta práctica están salvando la economía de un país. Y lo que no intuyen, es que la verdad será mostrada muy pronto. De hecho, esta misma mañana me he puesto en contacto con un Suizo, que está promoviendo una plataforma en Internet, en pro de la verdad y se llama Wikileaks . Muchas personas qué como yo, estamos cansados de las vejaciones de los gobiernos por cegarse en su enriquecimiento propio, estamos mandado por email, informes de los Servicios Secreto, de todo lo que acontece aquí y en todos los países donde hay opresión

Para que la gente, despierte de este letargo.
Ha llegado el momento de la paz y la armonía .Ahora, ayúdame con los heridos porque precisan de nuestra atención. Estos niños, que hoy no conocen la verdad, mañana serán culpables de que la Edad Contemporánea termine, para dar paso a la cultura y al conocimiento. Ese es el arma para sanar las almas del mundo.